Jueves 14 de febrero
Brescia
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Brescia no era una localidad que estuviera en nuestro plan de viaje, más que nada porque no sabíamos de su existencia, pero varios amigos de la Gaviota en Facebook nos aconsejaron visitarla y siempre que podemos, hacemos caso de las recomendaciones, porque suelen ser muy buenas.
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Llegamos allí el día de San Valentín, tenemos que decir que nosotros nunca hemos celebrado esa fiesta, aunque tampoco celebramos el día de padre, de la madre, del primo hermano…..Ni siquiera nuestros cumpleaños los celebramos mucho, somos más de salir a cenar cualquier día, porque sí, que hacerlo los días señalados.
Brescia no tiene área de autocaravanas, en park4nigth venía un aparcamiento y allí nos dirigimos (45.547836 10.204614). El aparcamiento es muy grande, tiene muchas plazas, pero sólo caben furgonetas y autocaravanas pequeñas, porque sino sobrepasas la línea, nuestra Gaviota mide 6 metros y cupimos, pero tuvimos que quitar las bicis y engancharlas al lado, en un árbol.
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Ya acoplados, salimos a explorar la ciudad de las tres plazas. El camino hasta el centro histórico nos iba decepcionando un poco, estaba todo muy sucio, cagadas de perros en las aceras, un poco caótico en general, pero fue llegar al centro y todo lo olvidamos. Hicimos la primera parada en la plaza de la Loggia de gran belleza, donde se encuentra el palacio della Loggia y un precioso reloj astronómico. Era la hora de comer y vimos allí un restaurante mejicano, no lo dudamos, nos encanta esa comida.
Después continuamos por la plaza Paolo VI, donde había un gran bullicio, sobre todo de jóvenes sentados en sus diversas terrazas, es una ciudad universitaria y se nota, los jóvenes están por todas partes. Allí se encuentran la catedral antigua románica y la moderna, casi pegadas una a la otra. Visitamos ambas.
La tercera plaza se llama de la Victoria y no es tan bonita, su arquitectura recuerda los años que la ciudad estuvo ocupada por los nazis.
Como aún era pronto, decidimos subir hasta el castillo, pero no lo vimos, porque estaban organizando allí una competición de atletismo o de algún deporte. Imaginábamos que desde allí arriba habría unas preciosas vistas de la ciudad, pero no fue así, costaba ver algo por la vegetación, así que volvimos a bajar, callejear, tomar un pastel en una de sus cafeterías y disfrutar de su alegría.
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Sabemos que Brescia es una ciudad con un gran patrimonio y que nosotros vimos sólo una pequeña parte, ya hemos comentado que cuando se vive viajando, no se puede ver todo y en este caso, preferimos callejear y disfrutar su vida.
Al anochecer, estábamos lo suficientemente cansados como para volver al aparcamiento donde estaba la Gaviota. Desde allí, veíamos continuamente pasar parejas que se dirigían a un restaurante cercano, Charo y yo nos miramos y decidimos salir a celebrar San Valentín también. Nos presentamos en el restaurante sin cita y afortunadamente, aunque había estado lleno, ya era un poco tarde y había alguna mesa vacía, lo pasamos genial y nos fuimos a la Gaviota tan felices.